¿El divorcio notarial es siempre la mejor opción? ¿Todos podemos divorciarnos notarialmente?

En España, aproximadamente, cuatro de cada diez divorcios se inician de mutuo acuerdo no obstante, hasta 2015, los cónyuges debían pasar por el juzgado y soportar todo el tiempo que transcurre desde la presentación de la demanda hasta que se dicta la resolución.

Por suerte, hoy hay otra forma de divorciarse: el divorcio notarial, una solución para acortar ese momento tan difícil y ese malestar que genera de por si un divorcio. En pocos días, con una breve visita al notario, se finalizan los trámites y, en el mismo día, los cónyuges están divorciados sin tener que esperar una resolución judicial, sin ratificaciones en el juzgado y con el  horario amplio que ofrecen las notarías.

Tres son los requisitos para que el divorcio se pueda efectuar mediante notario: Que el divorcio sea de mutuo acuerdo; que no existan hijos menores no emancipados o con la capacidad modificada judicialmente; y que los cónyuges estén asistidos por un letrado, quién les asesorará y acompañará en todo momento.

El divorcio notarial, evidentemente, tiene un coste añadido: el arancel notarial. Si el matrimonio no tiene bienes que liquidar o tiene previamente una separación de bienes, se tratará de una escritura sin cuantía, por lo que el arancel no será elevado. Otro tema a tratar sería el coste de liquidar bienes, en cuyo caso sería más rentable presentar el convenio regulador y la solicitud de divorcio en sede judicial.